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Fue muy bonito hasta que enfermó. Ya con la salud mental dañada, no le servía, pero el dinero, sí. ¿Para qué divorciarse, si la vida lujosa era mejor? Se podía permitir pagar los cuidados, y disfrutar de amantes y aventuras extra...con su dinero...

Y un día, decidió ingresarlo, en un centro especializado, y nunca volvió a verlo, hasta el funeral.

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